viernes, 5 de agosto de 2011

Nuestro encuentro ...


Después de mucho tiempo al encontrarme frente a ti descubro que el mundo queda reducido a un pequeño espacio, lentamente me tomas la mano y percibes que estoy temblando, escondo mis ojos emocionados que al sentirte cerca hace que las lágrimas broten, te das cuenta y preguntas el porque de mi llanto y sólo te digo no es nada avergonzada de mi acto . Es en ese instante que me tomas en tus brazos, sin pronunciar palabra, me miras fijamente y ves que me pierdo en tu mirada. Es ahí cuando el deseo recorre mis venas a una velocidad indescriptible y mi pulso se acelera, tú con la palabra precisa me susurras al oído lo que quiero escuchar, que me deseas tanto que no vas a parar…
Te abrazo fuerte y con mis ansias agitadas toco tu cuerpo, nos besamos, es como fuego que quema nuestros labios, tus manos parece que son alas que vuelan libres por mi cuerpo, ese cuerpo que pide a gritos tu esencia, tus besos.
Tus dedos me despojan del vestido que me cubre celoso de tus ojos, somos uno cuando estamos solos, ya desnuda observas mi silueta pasmado, me acaricias de nuevo, despertando toda mi pasión, mi lujuria, mi deseo por ti…
Ahora tomo con firmeza tus manos en las mías, llevándolas a mi cintura… al sentir tu aroma mis anhelos crecen, mi boca con desespero besa tu boca, besa tu cuello, tu pecho, siento tu corazón que de tanto latir se puede salir, no puedo resistir, mis manos y mi boca se pierden desbocadas y recorren tu cuerpo…
Tomas mis pechos en tus manos… deslizas tu mano por mi vientre para llegar donde quieres.
Ya desnudos en el lecho, nuestra intimidad es eterna, nos bebemos esta pasión de un solo trago. Percibo tu fuego y respiras mi aliento, nuestros cuerpos se confunden en un mismo pensamiento y así sin palabras… ves en mí un lienzo y tú un pincel capaz de dibujar lo que quieras imaginar.
Es el momento… me tomas, deslizas tu mano y percibes la calidez, el aroma de mi piel, con tu cuerpo que me cubre.
Eres mío… Te abrazo fuerte porque no quiero perderte, y otra vez las lágrimas inundan mi rostro y éstas se confunden con tu sudor , abro los ojos y en tu rostro, veo que tanta dicha es poca.
Mis manos atadas a tu espalda se deslizan por la húmeda piel, es como si la materia se escapara del cuerpo. Respiro tu aliento, recibo tu fuego, la fuerza de tu sangre, la vibración de tu pulso en mis nervios.
Se fundió mi cuerpo con el tuyo, una dulzura sin forma, toma la silueta de mis hombros, y la ternura se asoma… por mis manos a tus ojos, tengo en los dedos el molde de tu rostro, tienes los labios saciados y tu pecho ungido por mis besos.
Descansas en mi cuerpo, me he convertido nuevamente en tu lecho, después de alcanzar el cielo, regreso tranquila a esperar con recelo cuando será de nuevo NUESTRO ENCUENTRO

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